No es propósito nuestro al publicar las noticias contenidas en el presente folleto entablar discusión alguna ni recoger para rebatirlas las especies más o menos calumniosas que en algún periódico hemos leído referentes a nuestro accidentado Mando en Filipinas

Comprendemos que todo aquel que desempeña elevados puestos de la gobernación del Estado tiene que sufrir forzosamente los embates de la crítica pero para que ésta se ejerza con conocimiento de causa, natural es que tenga datos fidedignos para desarrollarla con más seguro acierto y precisamente porque rendimos culto a la realidad tratamos solamente de narrar los principales sucesos allí acaecidos durante mi Mando.

Hasta en el Libro Rojo últimamente publicado se dice al exponer las Conferencias Diplomáticas habidas en Paris para tratar de la paz entre España y los Estados Unidos que abandoné la Plaza de Manila antes de su rendición, aserto calumnioso pues de todos es sabido que salí de Manila después de rendida la Plaza por el General que por mandato del Gobierno me sucedió el día 5 de agosto en el mando del Archipiélago.

Por lo expuesto no será quizás inútil esta labor encaminada principalmente como ya dijimos a exponer sucesos verídicos cumpliendo así lo que entendemos ser un deber de conciencia.

Nada mejor sería para esto que publicar íntegramente la Memoria dirigida por mí al Excmo. Sr. Ministro de la Guerra dándole cuenta de los principales sucesos ocurridos en Filipinas y en el Sitio de Manila durante mi Mando así como también la Exposición que elevé el 14 de noviembre de 1898 a S.M. la Reina (Q.D.G.) en petición de desagravio por mi injustificado relevo del Mando del Archipiélago, pero como al primer documento acompañaban copias de telegramas y de actas en gran número, su lectura resultaría pesada por lo que hemos despojado este relato de comprobantes aquí innecesarios y que por otra parte se encuentran en el Ministerio de la Guerra, de este modo podrá leerse con mas facilidad por todos este breve folleto.

D. Basilio Augustin y Dávila
1898